La finalidad era mantener el marisco vivo tras su captura en la época de abundancia y tenerlo disponible para su venta en momentos de mayor demanda que, además, coincidían con la veda de su captura, normalmente verano, y otras fechas señaladas como Navidad o Semana Santa.
La idea surgió de una vecina de Ortigueira, Da María Luisa Soto, que se dio cuenta de la abundancia de marisco en la zona. La propiedad fue pasando por varias manos y tras la Guerra Civil quedó en manos de D. José Vázquez Oroza.
Las especies de marisco que se comercializaban eran: centollo, buey de mar, langosta, bogavante, camarón y nécora.