Playa de As Catedrais

Las poderosas aguas del Cantábrico han labrado, al paso de los siglos, lo que hoy se antoja como capricho de la naturaleza. Con formas imposibles, las rocas de la Playa de As Catedrais sorprenden porque se asemejan más a un decorado, minuciosamente trazado, que a una sucesión de grutas, pasadizos y arcos, convirtiéndose en una de las playas más bonitas del mundo.
Su topónimo original, Praia de Augasantas, se debe, probablemente, a la antigua presencia de un manantial de aguas medicinales con propiedades milagrosas.

Este entorno natural está constituido por cuarcitas y pizarras, rocas originadas hace aproximadamente 500 millones de años atrás en las costas del hemisferio Sur.
Esta base rocosa ha soportado a lo largo del tiempo la acción de los movimientos tectónicos, de las sucesivas fases de inundación y retirada del mar, y la actuación de los agentes erosivos terrestres, dando lugar todo ello a la singular planicie que hoy contemplamos desplomándose sobre el Cantábrico. Esta superficie se conoce como la rasa costera que se extiende desde Burela hasta San Vicente de la Barquera.
La presencia de este singular monumento natural se debe a la combinación entre las distintas fracturas que muestran los estratos rocosos y su orientación, lo que ofrece una particular debilidad frente a los constantes embates del mar, dando lugar a este modelado del acantilado tan característico.

Declarada Monumento Natural en el 2005, es además uno de los ZEC (Zona de Especial Conservación) de la Red Natura 2000, Zona de Especial Protección de los Valores Naturales, así como también Reserva de la Biosfera desde el 2007.
En el ZEC “As Catedrais” fueron identificados un total de 21 tipos de hábitats naturales, de los que 6 son prioritarios, entre los cuales cabe destacar por su importancia los brezales húmedos atlánticos de Ericaciliaris y Ericatertralix y los brezales secos atlánticos costeros de Erica vagans.

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