Gracias a su localización y su plano relieve fue escogida en el siglo XIX para la construcción de un faro. Se inició en 1857, proyectando una edificación de planta cuadrada de 127 m2, disponía de vivienda para el farero y en su centro una torre de 6,75 m de altura sobre la que se erguía el foco luminoso, a 8,8 m sobre el terreno y 24 m sobre la superficie del mar.