También instalada en una furna, pero de menor tamaño, aprovechando también una entrada del mar. Disponía de dos instalaciones: una natural, utilizando el mismo sistema tradicional que renovaba el agua mediante las mareas, y otra instalación artificial, que se localizaba en un edificio con varios tanques donde se separaban las especies. Esta última instalación precisaba del bombeo continuo de agua de mar para mantener el marisco vivo y no en pocas ocasiones el corte de corriente eléctrica produjo pérdidas importantes.